Origen y Descripción
La rosa mosqueta es un arbusto silvestre de la familia de las rosáceas. Es una planta nativa de Europa, donde se cultiva sobre todo en el Reino Unido por su bella flor de color rosa pálido, pero que también se encuentra en estado silvestre en las estribaciones de la región sur de la Cordillera de los Andes, tanto en Chile como en Argentina, y en el piedemonte mendocino.
La rosa mosqueta es un arbusto que puede sobrepasar los 2 m de altura; sus tallos son delgados, flexibles y curvos, cubiertos de espinas de color violáceo. Las hojas son caducas, alternas, compuestas de 5 a 9 foliolos, de bordes serrados y lustrosas. Las flores muestran cinco pétalos libres, de color rosado o blanco-rosado y olor almizclado, en panojas espesas y terminales; los estambres son de un vivo color amarillo. La floración se produce una sola vez por temporada. Su fruto es un cinorrodón de forma ovoide y color rojo o naranja, con restos de sépalos espinosos en su extremo, de 1 a 3 cm de largo.
Su fruto, conocido como escaramujo, se utiliza para la confección de dulces y mermeladas y para hacer infusiones. El aceite extraído de sus semillas se aprovecha en cosmética.
Aceite de Rosa mosqueta
Aceite de Rosa mosqueta
El aceite de rosa mosqueta se extrae de las semillas de esta especie de rosa realizando una presión e frío. Tiene un ligero color rojizo y un olor acre característicos de los aceites no refinados.
Su alto contenido en ácidos grasos esenciales (ácido omega 3, omega 6, linoleico), antioxidantes y vitaminas (A -y su derivado trietinouna, estimulante en la reconstruciión del tejido epidérmico-, C y E) le hacen tener unas propiedades cosméticas muy apreciadas, entre las que destacan:
Nutritivo e hidratante, eliminando rojeces e irritaciones de la piel, aumentando el grado de humectación, además de impedir la pérdida de agua en las capas más internas de la piel, reforzando y multiplicando las ceramidas del interior de la epidermis.
Potente regenerador natural celular previniendo y disminuyendo la aparición de arrugas y líneas de expresión, estrías, cicatrices (de quemaduras, quirúrgicas, heridas, solares, acné, marcas de varicela...) y quemaduras.
Además de sus efectos directos en las capas externas de la piel, penetra y actúa en las internas también, estimulando las células y aumentando la producción de elastina, ácido hialurónico y colágeno, lo que se traduce en un aumento de firmeza y elasticidad de la piel.
Por todo ello es un aceite apto para todo tipo de pieles, especialmente las maduras y secas
Aclara y reduce las manchas solares y previene el foto envejecimiento, gracias a que estimula la producción de melanina
Equilibra y mejora las pieles que sufren dermatitis atópica, psoriasis, sequedad, eccemas,...
Puede aplicarse directamente sobre la piel, masajeando la zona a tratar, o bien añadir unas gotas como mejorante de nuestra crema hidratante de uso diario.
Mascarilla casera: mezclar con yogurt y miel, aplicar en rostro y cuello limpios, dejar actuar durante 10 minutos y aclarar.
Importante: es un aceite fotosensible, por lo que no debe aplicarse en zonas que vayan a ser expuestas al sol, o bien aplicarse por la noche.
Fuentes consultadas:
Wikipedia
La jacinta cosmética natural, Nubes de jabón, Miel&Lavanda y Piel de seda
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