Pensando en que si salía bien el experimento, saldría una gran cantidad de jabón, pensé cortar la barra en pequeñas pastillas, personalizarlas y regalarlas en el bautizo de la pequeña Sofía.
Así que el 24 de agosto de 2011 me puse manos a la obra. La receta elegida fue:
1000 gr de aceite de oliva
83 gr de aceite de coco
54 gr de cera de abejas
153 gr de sosa
364 gr de agua destilada
colorante violeta ultramarino
aceite esencial de lavanda
La proporción de aceite de coco es de 1/12 del peso de los aceites base, con el objetivo de que el jabón resultante fuese lo menos desecante posible. En cuanto al color y aroma, lo determinó el hecho de ser un jabón infantil, unido a que fuese lo más sencillo posible, por ser la primera vez.
La traza quedó bastante ligera, fácil de verter en el molde (por cierto, hecho en casa con la ayuda de mi padre, que es un "manitas"). Pero en cuanto al colorante y el a.e. llegaron las dudas.
El colorante lo añadí al aceite de coco para disolverlo. La cantidad fue de media cucharadita de café. El aceite se quedó morado muy oscuro, pero al añadir la lejía a la mezcla final de todos los aceites, la pasta resultante fue quedándose cada vez más pálida, siendo el color final el que se ve en la fotografía.
En cuanto al a.e. añadí 6 gotas a la traza, lo que creo que fue una cantidad del todo insuficiente y ridícula, como comprobé a los dos días siguientes al cortar la barra y olerla. Prácticamente todo el olor de lavanda se había esfumado y olía, simplemente, a jabón.
A pesar de estos inconvenientes, el resultado de mi primer jabón, por lo menos para mí, fue simplemente espectacular.
Cada pastilla que aparece en la foto la corté por la mitad, ya que quería que fuesen jabones para regalar, un detallito, y me pareció que tendrían un aspecto más infantil si el tamaño era pequeño. Aunque para cortarlo la dureza que tenía no era muy alta, sí lo fue para personalizarlos con los sellos. Tuve que hacer bastante presión para que el sello quedase bien grabado, lo que supuso que algunos se resquebrajaran un poquito por los laterales. A pesar de todo, creo que quedaron bastante chulos y presentables.
Emocionada con el resultado, al día siguiente preparé otra barra, intentando corregir los errores de la primera.
1.- Ajusté la cantidad resultante de jabón al tamaño del molde. Preparé 700 gr de aceite de oliva y el resto de los ingredientes en proporción.
2.- Aumenté la cantidad de colorante a una cucharada y media de café, y lo incorporé una vez conseguida la traza, con el objetivo de que la sosa estuviese ya neutralizada y no se comiese el color. El resultado fue positivo, obteniendo un color mucho más vivo. Sin embargo, al batir la traza para mezclar bien el colorante, esta se espesó demasiado. Esto hace que al verter la mezcla en el molde sea más facil que queden pequeñas pompas de aire, por lo que los jabones de esta segunda vez muestran diminutos agujeritos que deslucen un poco el resultado final.
3.- Añadí esta vez 30 gotas de a.e. y vaya si se ha notado... la habitación donde los he puesto a secar huele de maravilla!! Aún así creo que podría haber añadido hasta un 4% del peso de los aceites, según he leído más tarde.
4.- Esta vez corté la barra al día siguiente y el marcaje con sello resultó más sencillo.
Contentísima con mi primer jabón, el "jabón de Sofía".