Las recomendaciones para este tipo de preparados son las mismas que las que puse en la entrada del oleato de lavanda, sólo que en esta ocasión, en vez de flor fresca utilicé una “donación” de flor seca de herbolario.
Como ya sabréis, esta planta con sus vistosas flores naranjas tiene un sinfín de propiedades beneficiosas para la piel, de ahí su nombre de pila, “Maravilla”.
Sí, hace maravillas en la piel reseca, agrietada o escamada, desinflama los tejidos, tiene efecto regenerante, mejora la circulación cutánea y proporciona hidratación y elasticidad a la piel,… así que es muy recomendable su uso en todas aquéllas pieles delicadas que tengan facilidad de alterarse.
En esta ocasión he utilizado como aceite base el de oliva, ya que utilizaré este oleato como aceite base del jabón, pero también puede macerarse en aceites como el de almendras, obteniendo así un aceite adecuado y muy apreciado para su aplicación directa en bebés.
Os dejo el reportaje gráfico del filtrado, que no tiene ningún misterio, pero que a mí me encanta hacer cacharreando en la cocina, etiquetándolo de nuevo…
Animaos a hacer vuestros propios macerados!!!
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